ORIHUELA
(ALICANTE).
FIESTAS DE
LA RECONQUISTA Y DE MOROS Y CRISTIANOS
Leyenda e
historia se unen para dar rienda suelta a unas magnificas y concurridas fiestas,
que comienzan cada año el 17 de Julio en Orihuela. Presididas por la legendaria
e histórica Enseña del Oriol y acompañada por la figura de La Armengola, se
suceden días de diversión en los que se recrea la secuencia ocurrida el 17 de
Julio de 1264 y que desencadenó la toma de Orihuela por las tropas cristianas
del Rey Don Jaime. Las fiestas, aspiran a convertirse en Fiestas de Interés Turístico
Nacional, para lo cual la Corporación Municipal, secundada por la Generalidad
Valenciana, ha puesto un empeño especial. El motivo bien lo vale.
Cuenta la leyenda que una noche de Julio de
mediados del Siglo XIII, y viendo la inminente toma de la ciudad por las tropas
del Rey Don Jaime, el mudéjar Benzaddon ideó degollar a los habitantes
Cristianos del reino. Armengola, nodriza cristiana del hijo del Visir Sarraceno,
al conocer los planes del moro, ideo una argucia para que dos cristianos
disfrazados se introdujeran en el castillo y así desbaratar los planes
previstos. Durante la refriega, se cuenta, que las Santas Justa y Rufina
iluminaron el castillo para facilitar su neutralización y así preparar la
llegada de las tropas cristianas.
El recuerdo de esta acción, marca el inicio de
las Fiestas de Reconquista y de Moros y Cristianos de Orihuela. El día 16 tiene
lugar el desfile de las Cabilas con sus Abanderadas y la ofrenda floral a las
Santas Justa y Rufina. Posteriormente, en la noche, en el Balcón del
Ayuntamiento se exhibe la Enseña del Oriol con discursos y pregones del Alcalde
y el Síndico, acompañados por Embajadores de Moros, Cristianos y la figura de
la Armengola, antes de escuchar los himnos de España y Valencia con el que
finaliza el acto.
En la mañana del día 17 se descuelga desde el Balcón
del Ayuntamiento la Enseña del Oriol, para comenzar el traslado de esta hacia
la Catedral, portada por el Síndico designado. Posteriormente, Procesión con
las imágenes de las Santas hasta su Iglesia para oír la solemne Misa. A
continuación, desfile de la Gloriosa Enseña, acompañada por todas las comparsas
participantes en las fiestas.
Durante los seis días siguientes, se suceden
diversas actividades festivas para conmemorar la leyenda y dar rienda suelta a
la diversión. Guerrillas con pólvora entre moros y cristianos, representación
de la toma del castillo, diversos desfiles de los participantes (siempre
encabezados por los estandartes y abanderadas) y sobre todo mucha fiesta.
Durante esos días, las diversas comparsas y cabilas disponen de lugares
acotados donde la música y el baile hacen las delicias de los presentes, hasta
altas horas.
Pero Orihuela no solo merece una visita en
fiestas. Uno de los mayores municipios en extensión de España, con 16 Km de
playa y varios campos de golf, la denominada “Ciudad de Iglesias, Palacios y
Conventos”, tiene mucho que mostrar. El Claustro del Convento de Los
Mercedarios, La Catedral de El Salvador y Santa Maria (en cuya puerta se erige
la Estatua del Caballero Cubierto, de estilo gótico con 3 naves y que conserva
la bula Papal de la conversión de Iglesia en Catedral), La Capilla de Loreto,
El Museo Diocesano, El Palacio del Conde de la Granja (donde se encontró el
Cuadro de Goya “Carlos III Cazador”), la Iglesia de Santa Justa (con el reloj
más antiguo de España), la Iglesia de la Trinidad, el Colegio de Santo Domingo
(antigua Universidad, con dos claustros y que albergó la primera biblioteca
publica de España), el Seminario Diocesano (sobre la montaña que domina la
ciudad), la Parroquia de Santiago (con escudo de los Reyes Católicos),
Santuario de la Virgen de Monserrate, el Museo de Arte Sacro (dentro del
Palacio Episcopal y que alberga el Velázquez “La Detención de Santo Tomás”), el
Museo de la Muralla (donde se conservan los antiguos vestigios encontrados), el
Convento de Las Carmelitas, el Teatro Circo (precioso edificio para actos
culturales y que fue denominado como “Bombonera” por la Reina Doña Sofía) o el
Museo Arqueológico Regional (con una talla de “La Diablesa”, que representa el
triunfo de la Cruz sobre el mal).
Pero hay en Orihuela un lugar que nos sorprenderá
sin duda, los Murales del Barrio de San Isidro. Una de las zonas más humildes
de la ciudad y que gracias a sus habitantes, se ha convertido en todo un museo
popular al aire libre. Desde 1976 se han ido poblando las fachadas de las casas
de poemas de Miguel Hernández y de pinturas alusivas, con una clara
intencionalidad política. Con ellos, se pretende recordar la obra del poeta Oriolano
haciendo un guiño a su marcada ideología republicana. Las fachadas de las
viviendas se han ido tiñendo de color, a cargo de diversidad de artistas
procedentes de toda España, así como de alumnos de colegios de la localidad y
diversas asociaciones. Todo el conjunto pictórico existente en el barrio, ha
dado lugar a una incesante peregrinación de visitantes, a pesar de no ser un
lugar atractivo y que de otra forma pasaría desapercibido. Con ellos, más allá
de la recuperación de las paredes, se ha logrado el compromiso de la
participación activa de los vecinos, así como mantener la zona perfectamente acondicionada
para el visitante y que mantiene viva la llama nostálgica.
Pero si por algo es conocida Orihuela en toda
España, es por haber sido cuna de nuestro más insigne poeta, Miguel Hernández.
Nacido en la localidad en el mes de Octubre de 1910 dentro de una familia
humilde pero acomodada para la época, pronto se interesa por la lectura de la
poesía española, lo que le abre las puertas para participar en las tertulias
literarias de la ciudad, en las que coincide con Ramón Sije (también escritor Oriolano).
Con poco más de 20 años se establece en Madrid donde empieza a colaborar con
revistas poéticas de la época. Muere en 1942 por tuberculosis en la prisión de
Alicante, donde había sido confinado tras ser detenido al finalizar la guerra
civil cuando intentaba salir del país.
Orihuela le rinde un merecido homenaje en todos
sus rincones. Existe la llamada “Ruta de Miguel Hernández” a través de la cual
se puede visitar desde su casa natal, la casa donde vivió su adolescencia, los
lugares que frecuentaba, el colegio donde estudió o los espacios que hoy le
recuerdan.
Por todo lo que aquí se ha expuesto, se hace
imprescindible una visita a Orihuela, lugar que conserva intactas sus raíces y
que se siente orgulloso de ellas. Sus Fiestas de Reconquista y de Moros y
Cristianos así lo atestiguan. La camaradería y la diversión son el mayor
exponente de lo que los fiesteros quieren para su ciudad. Unas fiestas que,
junto con la Semana Santa, sin duda alguna merecen situarse en los más altos
escalones de la popularidad festiva Nacional. Meritos no le faltan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario