ESTADO DE GUERRERO (MEXICO)
EL TRIANGULO DEL SOL
No todo en México ha de ser su Capital (México DF)
ni la Península de Yucatán (Cancún o Playa del Carmen). Dentro de una extensión
de cerca de 2 millones de Km² (Casi cuatro veces España) la variedad que ofrece
es espectacular, con desiertos, selva, montaña, playa, y sobre todo paisajes de
ensueño. Si a ello unimos la fenomenal acogida de sus gentes, tendremos los
ingredientes necesarios para pasar unos días por el interior de México que
recordaremos durante mucho tiempo. Y si encaminamos nuestros pasos por el
Estado de Guerrero, no saldremos defraudados.
Ubicado
al sur de la Capital Federal y del Estado de Morelos y con el límite marcado
por el Océano Pacifico se sitúa el Estado de Guerrero. Allí, tres hermosas
ciudades configuran lo que se ha denominado, de forma muy acertada, el
“Triangulo del Sol”, cuyos ángulos están definidos por Taxco, Acapulco e
Ixtapa-Zihuatanejo. Un triangulo perfecto dentro del cual encontramos la huella
colonial en el interior y la más actual zona de vacaciones en la costa del
Pacifico.
Situado
a unas tres horas en coche de la Capital Federal, y tras atravesar el Estado de
Morelos, en el primer vértice del triangulo encontramos Taxco, hermosa ciudad
colonial ubicada entre montañas donde sus calles empedradas y en cuesta están
pobladas de infinidad de edificios y casonas antiguas, que se abren a pequeñas
plazuelas donde el trasiego de visitantes y residentes es un constantes fluir
de idas y venidas. En sus alrededores y desde los tiempos de la conquista
Española, se ha ido desarrollando una gran actividad minera para la obtención
de plata, siendo esta actividad la que ha contribuido principalmente al
desarrollo de la ciudad y que continua dando vigor a la economía en la
actualidad. No en vano, es la zona minera más antigua de las Américas y sus
tiendas de artesanía salpican por doquier cualquier recodo de sus calles, pues
sus artesanos de la plata tienen fama desde que allí se asentaron los españoles.
Su
nombre oficial es Taxco de Alarcón, en recuerdo al escritor originario de la
ciudad Juan Ruiz de Alarcón y por su belleza fue nombrado Pueblo Mágico, lo
cual le confiere como de alto valor cultural y turístico para el visitante. El
centro de la localidad está dominado por su Zócalo, en el que se ubica la
majestuosas Iglesia de San Sebastián y Santa Prisca, de estilo barroco y
construida en el siglo XVIII bajo el mecenazgo de José de la Borda, rico
empresario minero que allí se asentó. Se diseñó el templo como una cruz latina
con capilla adosada y dispone de nueve retablos, uno de ellos dedicado a San
Isidro Labrador. Además, merecen mención otros edificios de la ciudad como el
Museo Spratling, que alberga restos prehispánicos que coleccionaba el
Norteamericano William Spratling y que a su muerte cedió a la ciudad, el Museo
de Arte Virreinal, que alberga objetos litúrgicos y piezas de arte barroco o el
Ex Convento de San Bernardino.
También
los alrededores de Taxco tienen lugares de admirar. Como las Grutas de
Cacahuamilpa, ubicadas dentro del Parque Nacional del mismo nombre y con cerca
de noventa salas abiertas al público, y que durante el recorrido de casi dos
horas está dominado por enormes estalactitas y estalagmitas, con una altura en
algunas zonas de casi 80 metros. No se ha de dejar pasar la ocasión de
acercarnos al teleférico y elevarnos hasta los 180 metros de altura en su parte
final, desde donde la vista del pueblo es colosal.
Comer
en Taxco es toda una delicia para los sentidos. Para los no muy escrupulosos,
allí se preparan los Jumiles, insectos guisados y que se tomas de diferentes
formas. Además, hay que destacar sus sabrosos caldos o el pan de muertos que se
consume en el día de difuntos. En todos los restaurantes sirven deliciosos
platillos con recetas tradicionales y otras muy innovadoras.
Alojarse
allí no es complicado pues dispone de buena capacidad hotelera. Entre ellos se
destacan el Hotel Monte Taxco, el Hotel Agua Escondida o la Posada de la Misión.
El único inconveniente de Taxco es el acceso, que únicamente se puede hacer por
carretera.
Y
como ya hemos escudriñado Taxco convenientemente, hemos de dirigirnos al
siguiente vértice del triangulo, a Acapulco. Mítico emplazamiento vacacional
del Pacifico Mexicano tanto para los originales del País como para multitud de
Extranjeros, principalmente norteamericanos. Con unas puestas de sol
envidiables sobre su bahía y con clima tropical durante todo el año, siempre ha
sido un punto de encuentro de la alta sociedad mundial, donde se han dado cita
desde políticos, actores o altas personalidades.
En
la actualidad, Acapulco ha ido perdiendo el protagonismo que alcanzó en los
años sesenta cuando era el destino habitual de las celebridades del cine que se
citaban allí para celebrar fiestas interminables y de gran resonancia. Poco a
poco las colinas que rodean su bahía han ido poblándose de exclusivos hoteles y
viviendas, como las ubicadas en las Brisas y el Guitarrón. Estas actitudes han
favorecido que Acapulco siga considerándose el gran centro de la fiesta
nocturna, donde innumerables discotecas ofrecen espectáculos y música de todo
tipo. Ello no es óbice para que sea un lugar muy deseado por las familias, y
que en sus playas disfrutan enormemente durante el día.
Pero
también encontramos un lugar y un momento para la Historia. El Fuerte de San
Diego, construido en el siglo XVII para asegurar el tránsito de los navíos que traían
mercancías desde Asia, como el mítico Galeón de Manila, hoy en día alberga al
Museo Histórico de Acapulco, donde se exhiben muestras de la historia de la
ciudad y nos acerca a comprender la importancia que tuvo la fortaleza.
No
debe dejarse de visitar la zona denominada La Quebrada, rocoso acantilado desde
el cual se lanzan al mar los llamados Clavadistas desde una altura de casi 50
metros y que se ha convertido en todo un espectáculo que congrega multitud de
visitantes que asisten a alguno de los lanzamientos que realizan a lo largo del
día, incluido uno nocturno. Aunque se han producido varios accidentes entre los
saltadores, gracias a su habilidad y destreza, no ha habido que lamentar
muertes.
Debido
a la enorme construcción de edificios a lo largo de la Bahía y al no quedar
terreno para más, recientemente se ha optado por extender la ciudad hacia la
denominada Barra Vieja, convirtiéndola en una zona bautizada como Acapulco
Diamante, donde están proliferando la construcción de lujosísimos hoteles, con
todo tipo de actividades para sus residentes. Hay que destacar entre todos el
llamado Mundo Imperial, grupo hotelero que dispone de tres hoteles, El
Princess, El Resort y El Pierre (este último muy exclusivo y que se reformó,
pues ya existía desde hace décadas). Entre estos tres hoteles, el grupo
propietario ha desarrollado grandiosas construcciones, como son unos recintos
para exposiciones y un fórum de actividades diversas y que tiene asegurada la
ocupación durante todo el año, pues no en vano son los recintos más grandes del
País y con todos los adelantos técnicos necesarios.
Poco
ha de tardar Acapulco en recuperar el esplendor de antaño, pues las
autoridades, con su Gobernador a la cabeza, no cejan en el empeño de la mejora
constante de la ciudad así como su expansión completa, desterrando el falso
tabú de ciudad insegura para el visitante. El transporte hasta ella es
sencillísimo, pues cuenta con aeropuerto internacional, tanto desde México DF
como desde otras ciudades de Norteamérica, asegurando así un flujo constante y
fijo de turistas.
Y
para completar el triangulo del Sol, nada mejor que un destino emergente,
Ixtapa-Ziguatanejo. Partiendo del viejo y asentado pueblo de pescadores de
Ziguatanejo, la administración decidió apostar por la implantación de un
complejo turístico de lujo, aprovechando la belleza de unas bahías muy próximas
al pueblo. Así nació la zona denominada Ixtapa, donde se urbanizó y
construyeron una serie de hoteles y residencias privadas de muy alta categoría.
Allí se asentaron firmas tan prestigiosas como Club Med, Sunscape, Park Royal, Barceló
o las Brisas.
No
se ha dejado pasar la ocasión de complementar la zona hotelera con una
magnifico Campo de Golf, el Palma Real de Ixtapa, donde pasar una buena jornada
practicando deporte añade un alto valor a los días de relax y descanso. Con 72 hectáreas
para juego y 18 hoyos, con inmejorables vistas sobre el Océano Pacifico y con
un relieve accidentado para conferir una mayor dificultad, se complementa con
servicios de restauración además de canchas de tenis y de paddle.
De
igual manera, se proyectó y construyó un Puerto Deportivo, el Marina Ixtapa, con
casi 600 posiciones de atraque y todo los servicios habituales, además de
vigilancia permanente y astillero. A su alrededor no se ha escatimado nada en
la construcción de exclusivos apartamentos, donde los interiores lujosos y los
espacios comunes son incomparables.
También,
se ha procurado habilitar lugares de ocio y diversión con la construcción de
equipamientos comerciales, en los que se ubican restaurantes, bares, tiendas y
todo tipo de actividades necesarias para completar unos excelentes días de vacaciones.
Si a
todo lo anterior, sumamos que el pequeño pueblo pesquero de Ziguatanejo,
dispone de una gran potencial económico basado en sus innumerables restaurantes
y tiendas de artesanía, ubicado todo en torno a su pequeña pero exquisita
bahía, tendremos una conjunto perfecto para unos días de ensueño. Incluso la
facilidad para el desplazamiento, pues dispone de un pequeño y coqueto
aeropuerto internacional para recibir a sus visitantes, ya sean nacionales o
extranjeros, que cada vez son más asiduos a Ixtapa-Ziguatanejo.
Solo
queda hacer hincapié en la firme determinación que están poniendo las
Autoridades de Guerrero, para conseguir aupar al Estado a los primeros lugares
en cuanto a recepción de visitantes. Meritos y atractivos no le faltan, y su
apuesta por el denominado “Triangulo del Sol” a buen seguro reportará los
frutos apetecidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario