sábado, 17 de marzo de 2018

Camerún. Una joya a falta de pulir


Muchos son los esfuerzos que el Gobierno de Camerún está realizando para impulsar el turismo en el País, y convertirlo en un motor del despegue económico. Según su Ministro de Turismo, Bello Bouba, las puertas del país están abiertas a todo el que quiera conocer la realidad del que se dice es “África en miniatura”. Un reto difícil, pues queda mucho por trabajar. Un país que con mas de 200 etnias, 140 Reyes locales y 20 millones de habitantes, tiene el privilegio de estar enclavado en pleno golfo de guinea y extenderse al hasta el flanco sur del desierto del Sahara, con lo cual tiene asegurada una rica diversidad cultural, étnica y climática.


Con el objeto de dar a conocer el País a futuros visitantes, el Gobierno Camerunés a través de su Embajador en España, Timotheé Tabapssi, organizó un viaje de prensa al que fuimos invitados algunos miembros de Fepet. Tuvimos la ocasión de visitar localidades tan diversas como su Capital Yaundé, Douala, Limbe, Kribi, varios pueblos del interior y Ngaounderé. A esta última ciudad, ubicada a medio camino del norte del país y a más de 600 km de la capital, se tiene la opción de viajar en ferrocarril, una propuesta a priori atractiva, pues las carreteras son bastante tortuosas.


Si algo llama la atención en Camerún son los más de un centenar de reinos locales que se distribuyen por todo el territorio. Estos, constituyen una delegación del gobierno sobre el terreno, haciendo a sus jefes de intermediarios con las diferentes tribus locales y así asegurando la lealtad y el orden en su zona de influencia. El gobierno central aprueba y estimula estas instituciones, a la vez que las dota del poder suficiente para que continúen con su larga tradición. Si estos reinos se encuentran en zona cristiana, se autodenominan “Cheferies”, si son de zona musulmana “Sultanato” y si están en territorios más al norte “Lamidat”.


Tuvimos ocasión de visitar algunos de ellos, a los que llegamos tras un largo recorrido en bus por las complicadas carreteras del país. La primera que visitamos se localiza en Batoufam, donde tras visitar el Museo Tradicional tuvimos el privilegio de ser recibidos por el Chef local, Sr. Nayang Toukam Innocent, que tras mostrarnos todas las dependencias de su Cheferie y presentarnos s sus más de 20 esposas nos ofreció una estupenda cena mientras danzas guerreras amenizaban la ocasión.


En el siguiente día, de nuevo bus hasta llegar a Fumaban para, en primer lugar visitar el Museo de Tradiciones Bamoun antes de congregarnos a las puertas de la mezquita de la localidad. Allí, disfrutamos del colorido mercado que se concentra en la explanada. Mucho gentío allí se congregaba a la espera de la finalización del rezo del viernes. Cuando esto se cumplió y se comenzó a abandonar la mezquita, los cientos de personas se colocaron rodeando la explanada a la espera de que saliera el Sultán de la Dinastía Bamoun, Sr. Ibrahim Mbombo Njoya, para acompañarlo hasta su palacio, ubicado al otro lado de la plaza de la mezquita. Fue un recorrido espectacular, con caballos engalanados realizando galopes y acrobacias, músicos haciendo sonar trompetas y tambores mientras el Sultán, acompañado de sus hijos, saludaba a todos los presentes con gestos de aprobación. Luego despidió a todos los acompañantes en la entrada de su palacio, en un esplendido espectáculo de color y sonido. Tras acabar el acto, paso a saludarnos a nosotros interesándose por nuestra actividad. Fue todo muy ilustrativo de la ascendencia que posee el Sultán sobre sus ciudadanos.


Para visitar los dominios de otro Rey local, tuvimos que desplazarnos hasta la ciudad de Ngaounderé, y realizamos el recorrido esta vez en ferrocarril. La vía férrea del país se construyó a principios del siglo XX y unos tramos corrieron a cargo de Alemania y otros de Francia. Tras la independencia de Camerún en 1960, la línea paso a manos del Estado hasta 1999 en que se privatizó, concediéndose la explotación por un periodo de 30 años a la sociedad CAMRAIL.

Partimos de la estación de tren de Yaundé puntualmente y al caer la noche. Nos quedaban por delante más de 13 horas de recorrido en un tren con unas comodidades ausentes, suciedad por doquier y enormemente ruidoso. Vagones muy viejos y desvencijados donde la gente se agolpa en pasillos y plataformas, pues lleva más ocupación que la que permiten los asientos. Incluso el vagón restaurante lleva gente viajando en el. Todo resulta extraño a nuestra visión europea pero no para los ciudadanos cameruneses, que lo consideran del todo normal. Llama la atención la gran cantidad de personal de vigilancia y policial que viaja en el mismo, lo cual da la sensación de sentirse “seguro”. Se detiene en todas las estaciones, donde suben y bajan tropeles de gente aunque no haya asientos libres, lo que aprovechan vendedores de frutas y bebidas para ofrecer sus productos, que tienen una gran aceptación por los viajeros.


Tras 14 horas de viaje y totalmente entumecidos, molidos y somnolientos llegamos a una ciudad que es la antesala del las primeras tierras áridas del próximo desierto, Ngaounderé. No queda ya rastro de la vegetación ecuatorial que ha estado presente en las anteriores fases del viaje. Tras visitar diversos mercados de la localidad nos dirigimos hasta las dependencias del Lamidat, donde nos recibió y saludó el Lamido actual, Mohamadou Hayatou, antes de realizar una visita por el interior de las mismas y luego ofrecernos una demostración de lo que allí llaman “Fantasía”, una especie de competiciones a caballo entre sus súbditos y que congregan a una gran multitud de espectadores locales. Un espectáculo muy ameno y entretenido, antes de volver a la estación de ferrocarril para reeditar el mismo trayecto de regreso a Yaundé, adonde llegamos en la mañana siguiente. Dos noches seguidas en tren que se nos hicieron muy pesadas pero que nos hizo vivir una bonita experiencia.



Pero no solo las autoridades nos diseñaron un viaje para conocer los Reinos Locales de Camerún. Entre los largos recorridos en bus por el oeste del país, vivimos la esencia más autentica de la vida de sus habitantes. Lugares con un encanto especial y de belleza sin igual, como las cataratas de Ekom-Nkam, salto de agua en el rio Nkam de cerca de 100 metros. A ellas se llega desde la localidad de Melong tras atravesar un camino de 9 km. Son preciosas aunque los mosquitos de la zona no paran de “morder” y están por todas partes esperando ansiosos al visitante. En ella se rodó parte de la película de Tarzán, Greystoke. Un acierto de paisaje.


También cerca de la localidad de Melong, nos acercamos a visitar las obras de un orfanato denominado “Casa de la Oportunidad”, proyecto financiado por el Gobierno de Cantabria, diversos organismos y por personas anónimas de la provincia. La promotora principal de la misma, Rolande Martine Tiewessie originaria de la zona y residente en Cantabria, nos mostro los avances de la construcción que dará cobijo a mas de 30 niños necesitados de la región y dispondrá de comedor, dormitorios e incluso biblioteca. En pocos meses será realidad la gran idea de Rolande.


Cerca de Yaundé y en plena jungla existe una sociedad protectora de primates y que se ocupa de recoger animales heridos o perdidos para tratarlos antes de devolverlos a su hábitat. Se denomina Ape Action África y alberga mandriles, chimpancés, gorilas y otros simios en sus instalaciones. Todo ello en territorio natural y diferenciados por especies, acotados en espacios separados por alambradas pero intentando recrear lo mejor posible su hábitat natural. Igualmente, allí se puede disfrutar de una gran cantidad de especies arbóreas, algunas de ellas que solo existen en esa zona. Un recorrido por las amplias instalaciones del lugar te traslada a una autentica jungla.


Ya en la costa ecuatorial y antes de pisar esas playas de arena negra tan diferentes a las europeas, no perdimos la oportunidad de acercarnos a admirar las Cataratas de Lobé, cerca de la localidad de Kribi y que según los cameruneses son las únicas del mundo que finalizan en el mar. No son muy altas pero si llevan mucha cantidad de agua hacia el mar. Un lugar muy tranquilo para descansar, pues dispone de hoteles y restaurantes en las inmediaciones.


También cerca de Kribi, se tiene la opción de visitar un poblado pigmeo. A él se accede únicamente en piragua por el rio tras sortear las obras de una carretera cercana. No parece el lugar más apropiado para realizarla pero los “avances” de la civilización son imparables. Debe ser por ello que de lo que fue una tribu casi extinguida, casi no queda nada. Sus habitantes casi no tienen rasgos característicos pigmeos y más bien parece un montaje de cara al turista. Eso sí, aceptan la donación de comida y si se acompaña de tabaco y algo de alcohol, mejor. Totalmente prescindible.


Limbé y Kribi, son las zonas preferidas por cameruneses y expatriados para pasar sus momentos de asueto, y desde ambas se puede divisar la actividad de las diversas plataformas petrolíferas que pueblan las aguas del golfo de guinea, uno de los principales motores económicos del país. En Limbé, con un importante puerto comercial, las playas son muy extensas y de arena clara, lo cual ha contribuido a que estén salpicadas de hoteles y zonas de relax, con la visión del Mont Camerún en la distancia. Igualmente ocurre en Kribi, aunque la costa es más intrincada y las playas son de arena negra de origen volcánico. Conserva mucho aun del encanto de pueblo pesquero, con un activo mercado junto al pequeño puerto local, lo cual estimula la existencia de numerosos restaurantes con pescado a la brasa y que no se debe dejar pasar la ocasión de hacer un alto en ellos.


Fueron días vividos intensamente. Se nos atendió de forma muy correcta, siempre acompañados por el Embajador de Camerún en España, el Delegado de Turismo para Europa y miembros del Ministerio de Turismo. Prueba de ello fue la audiencia que nos ofreció el propio Ministro de Turismo, con el que comentamos todo lo visto y vivido, mientras nos adelantaba algunas de las actuaciones que piensan llevar a cabo. No nos adentramos en el norte del País ni en las áreas fronterizas con los países vecinos, pues aunque aseguran que son zonas seguras, el embajador de España en Camerún, Jorge de Urueta, al que tuvimos el placer de visitar en la Embajada, nos comentó que aun existen problemas por la zona.


Mucho queda por hacer en Camerún si quieren acercarlo a los estándares exigibles para conseguir multiplicar un turismo que solo recibió a 90.000 visitantes en el pasado año. Faltan vías de comunicación adecuadas. Las carreteras son las que son, muy transitadas y antiguas lo cual convierte los trayectos en interminables, con mucho tráfico de vehículos en mal estado. Únicamente disponen de dos aeropuertos reseñables en el país (Yaundé y Douala), lo cual complican los traslados de larga distancia. El ferrocarril necesita de una mejora en todos los aspectos (infraestructuras y maquinarias), si es que se desea vertebrar el país partiendo de las vías férreas. A esto se ha de sumar que la educación ambiental es nula, con desperdicios y basura por doquier que se acumulan por toneladas sin que nadie los recoja y trate adecuadamente. No entramos a valorar la situación sanitaria pues no la vivimos, pero no se ven apenas clínicas ni consultorios médicos ni ambulancias.


Si fueran capaces de solucionar o mitigar los hándicaps mencionados, estarían en vías de conseguir encauzar los medios indispensables para coger el impulso necesario. Atractivos no faltan, el entorno ecuatorial es espectacular, con bellezas naturales a cada paso, gente amable y sonriente que se empeñan en hacerte todo más fácil aunque a veces les cuesta conseguirlo, pues la idiosincrasia del áfrica subsahariana es como es. El empeño que parece muestran sus dirigentes van encaminados en el buen sentido, solo falta arrimar el hombro y destinar muchos más medios económicos para ello. Una buena opción sería adecuar para visitas los parques naturales con animales en libertad que se localizan en el país, con buenos hoteles y servicios de guías por ellos, asemejándolos a los existentes en Kenia, Tanzania y otros.


Los hoteles son muy mejorables aun en todas las localidades. Existe una red hotelera, propiedad del estado que dispone de hoteles en algunas ciudades, como el Mountain Hotel en Buea, (www.mountainhotelcameroon.com) y que tienen una calidad media aceptable. Por ahí se puede empezar a perseverar. Ya dependiendo del sector privado, en la ciudad de Limbé se encuentra el Hotel Seme Beach, (www.semebeach.com) en plena playa y a modo de resort que puede dar una idea del buen trabajo a realizar en el sector. En Kribi, un hotel pequeño, Les Gites de Kribi, (www.kribiholidays.com) también cumple perfectamente la función requerida y es un remanso de tranquilidad con instalaciones más que dignas al borde de la playa. Y para tranquilidad y relax con mayúsculas, el Hotel La Domaine de Petpenoum, en Founban, un resort enorme de más de 200 hectáreas con 15 Cabañas junto a un tranquilo lago.


En definitiva, hay que hacer un intento y visitar Camerún, no saldrás defraudado y disfrutarás en grande, pero con paciencia. La mejor opción sería hacerlo de la mano de un Tour-Operador de confianza y para ello una buena elección seria contar con Sofitul SA (www.sofitoul.com), te ayudarán en todo y te organizan lo que necesites con toda confianza.



















No hay comentarios:

Publicar un comentario