martes, 3 de julio de 2018

León. El paso del ecuador de la Capital Española de la gastronomia 2018


Cuando ya se cumplen los primeros seis meses del reinado de León, como Capital Española de la Gastronomía en 2018, un recorrido por su provincia es la mejor manera de no olvidarnos de la variedad con la que la provincia nos obsequia. Por ello, volver a recordar la monumentalidad de Astorga, apreciar el paisaje casi lunar de Las Medulas, pisar las entrañas de la tierra en la Cueva de Valporquero y sobre todo, degustar la rica gastronomía Leonesa, nos hace sentirnos satisfechos del empeño puesto por la Diputación de León para que se visualice lo que la provincia de León ofrece al visitante.


D. Juan Martínez Majo, Presidente de la Diputación, nos dio la bienvenida a la ciudad en una sencilla recepción ofrecida en su sede del Palacio de los Guzmanes, donde se estaba exhibiendo una exposición de las diversas constituciones habidas durante la historia de España. Tras exponer los logros conseguidos en estos seis meses por la Capitalidad Española de la Gastronomía, en la promoción de la ciudad y su provincia, una sencilla explicación de la historia del Palacio y de admirar su bello claustro, nos encaminamos a recorrer los bellos lugares que integran las tierras Leonesas.


En el primer lugar a visitar tuvimos la ocasión de adentrarnos en las entrañas de la montaña Leonesa, penetrando en la Cueva de Valporquero, al norte de la provincia. Allí, recorrimos la cueva en toda su longitud, deteniéndonos en las seis salas que la que se ha dividido, admirando las diversas formaciones geológicas que han poblado la gruta y que la han convertido en una de las más bellas de España. Un entorno abrupto de angostos desfiladeros de paredes verticales de roca caliza con bellos pueblos rodeados de agua y bosques de robles nos dieron la bienvenida.


Y ya que estábamos cerca, no podía faltar una visita a la localidad de Coladilla, para realizar una visita a su reconocida Quesería Artesanal, donde se nos puso al tanto del proceso de producción de sus excelentes quesos de vaca y oveja, así como de los yogures que allí fabrican. Más tarde otra visita, esta vez a Vegacervera, para disfrutar del proceso de elaboración de la afamada cecina de chivo en la pequeña empresa familiar Cárnicas Tavito. En una y otra fábrica, disfrutamos de los olores característicos de sus productos antes de probarlos y dar fe de la buena calidad de los mismos. Finalizamos la jornada con la indispensable visita a la bodega Leyenda del Paramo, moderna instalación dedicada a la producción vinícola donde nos pusieron al día de los diversos vinos que allí envasan, como el aprendiz, el médico o el músico y que, como no, degustamos con entusiasmo.


En la mañana, rápido nos encaminamos a tierras del Bierzo, y junto a Ponferrada descubrimos Molinaseca. La historia de la localidad se remonta a principios del Siglo XI, cuando el Camino de Santiago empieza a ser el referente de peregrinación por tierras Peninsulares. El camino cruza en pueblo a través de su calle Real, desde el bello puente de Los Peregrinos hasta una pequeña plazuela con un bonito monumento para conmemorar el hermanamiento con Japón, allá por 2009.


Abandonamos Molinaseca y tras el obligado paso por Ponferrada, nos dirigimos raudos hacia las misteriosas y enigmáticas medulas. A las faldas de los Montes Aquilanos y atravesadas por el rio Sil, unas antiguas minas de oro conforman un paisaje de misterio. Puntiagudos farallones rojizos donde la civilización romana se afanaba en la búsqueda del precioso mineral, dejando en la actualidad pasadizos transitables en su interior. En el entorno exterior se localizan restos de asentamientos humanos, algunos de ellos anteriores a la invasión romana. Actualmente está declarada la zona como Patrimonio de la Humanidad. A la entrada al Parque, un aula arqueológica nos recibe y nos da la información necesaria para conocer el funcionamiento de las minas y explicar las diversas obras de ingeniería y canalizaciones, que consiguieron cambiar el paisaje original.


Ya una vez admirado el “paisaje lunar” de que disponen las tierras del Bierzo, el obligado paso por Astorga no se hace esperar. Nunca se cansa un viajero empedernido de volver a maravillarse con el Palacio Episcopal, construido por el gran Gaudí y que actualmente alberga el Museo de los Caminos. Se empezó a construir en 1887 y no se finalizó del todo hasta los años 60 del Siglo XX. Dispone de cuatro plantas unidas por una escalera de Caracol y en la fachada se incluyó granito blanco. Sencillamente espectacular. Justo enfrente se ubica la Catedral de Astorga, comenzada a edificarse en el Siglo XV es de estilo gótico tardío. En el interior, alberga tres naves y dispone de un retablo de Gaspar Becerra. Alberga igualmente, un Museo Catedralicio con más de 500 obras orfebres y pictóricas ubicadas en sus 10 Salas de exposición.


Y para complementar las visitas turísticas y culturales, que menos que darle a los cuerpos su dosis de gula necesaria. Estando por estas tierras, no se debe obviar una visita culinaria a Castrillo de los Polvazares, Conjunto Histórico Artístico que conserva la arquitectura tradicional Maragata con calles empedradas y todas únicamente peatonales. Este bello enclave dispone de excelentes restaurantes donde se ha hecho tradición sentarse a la mesa y degustar el incomparable cocido maragato, mientras lo acompañamos del excelente vino que por estas tierras se produce. Nosotros tuvimos la ocasión de disfrutarlo en el Restaurante “Casa Juan Andrés” (www.casajuanandres.es) simplemente delicioso. La atención de los anfitriones resulta excelente mientras nos evocan los recuerdos de la historia del local y de los muchos visitantes ilustres que por allí se acercan, según observamos en las fotografías que llenan las paredes del local.


Y de la capital, León, ¿qué se va a contar?. De ella se sabe casi todo, pero siempre hay lugares desconocidos y que se te abren de pronto ante ti. Un ejemplo de ello es el restaurante del Hotel Real Colegiata de San Isidoro, (www.hotelrealcolegiata.com) sencillamente estupendo y con cocina actual y usando los tremendos productos leoneses. Pero como muchas veces ocurre, si no tenemos ganas de sentarnos a una buena mesa, siempre queda recurrir al tapeo local en los distintos barrios del húmedo y del barrio romántico. La mítica calle ancha, separa ambos territorios, con lo cual resulta fácil intercambiarse de uno a otro para mayor disfrute del paladar. Y para antes o después del tapeo por la zona, que mejor que hacer un alto en la mágica Catedral de León, de la que ya está todo dicho y solo queda volver a admirar su interior y su fachada espectacular.


Durante estos pocos días que pasamos en León, estuvimos acompañados y guiados estupendamente por el Diputado de Turismo D. Genaro Martinez Ferrero y su magnífico equipo de colaboradores, que como en otras ocasiones no dejaron cabos sueltos para conseguir hacer que nuestra estancia en León resultase del todo placentera. Esta es una muestra más de la tremenda implicación de la Diputación con la Capital Española de la Gastronomía en 2018. Felicidades por el trabajo.