domingo, 20 de diciembre de 2015

Santo Domingo de la Calzada y Comarca



SANTO DOMINGO DE LA CALZADA Y COMARCA
UN CORTO VIAJE POR TIERRAS DEL CAMINO DE SANTIAGO


Unida de forma indisoluble al Camino de Santiago, Santo Domingo de la Calzada fue fundado en el Siglo XI por un “Eremita” de nombre Domingo, con el objeto de atender a los múltiples peregrinos que surcaban la zona en su camino a Compostela. Con el paso del tiempo, fue acentuándose su crecimiento y adquiriendo un alto protagonismo, por lo que, Alfonso VIII, le concedió unos fueros especiales. Mientras, el pueblo continuaba con su desarrollo y prosperidad, convirtiéndose en cabeza de comarca. En 1973 se culmina la importancia de la localidad, cuando su casco antiguo fue declarado “Conjunto de Interés Histórico Artístico”.


La Plaza del Santo, es el epicentro de la actividad y donde originariamente se ubicaba la primera ermita construida y el albergue para peregrinos. Hoy en día, en la plaza se ubican La Catedral, La Torre Exenta, la Ermita de la Virgen y el Albergue, que ha sido convertido en Parador Nacional de Turismo. A su alrededor se multiplican las edificaciones y las principales edificaciones, como La Abadía de Nuestra Señora de la Anunciación, la Casa de la Cofradía, la Casa de Trastamara o la del Marques de La Ensenada, el Puente de Santo Domingo, La Plaza Mayor, el Convento de San Francisco y lo que queda de las murallas originales de la ciudad, con sus puertas de acceso al casco histórico.
 
Pero si la oferta monumental de Santo Domingo de la Calzada no nos es suficiente, un corto recorrido en coche nos acerca a San Millán de la Cogolla, donde los Monasterios de Suso y Yuso nos esperan impertérritos al paso del tiempo. A la falda de la montaña, se erigió en el Siglo V el se Suso por deseo de un humilde pastor y eremita del cercano pueblo de Berceo, llamado Millán. Con el paso de los años y debido al crecimiento del monasterio se decidió la construcción de uno nuevo en la Valle y más grande para permitir el trasiego de clérigos que por allí se acercaban. Así nació en Monasterio de Yuso, como complemento del de Suso pero con dos diferentes comunidades eclesiásticas y que no se unieron hasta el año 1100.
  

El acceso al Monasterio de Suso mismo ha de realizarse únicamente con visita guiada y previamente reservada, que parte del monasterio de Yuso y en bus colectivo, no permitiéndose el acceso en vehículo privado. En el se ubican los sarcófagos de los Siete Infantes de Lara, aunque las cabezas de ellos se encuentran en la Iglesia de Santa Maria de Salas (Burgos). También se encuentra en él, el Cenotafio de San Millán, escultura yacente del Santo y confeccionada en alabastro y que data del Siglo XII. También dispone del Altar más antiguo de España, ubicado en una oquedad artificial horadada en la roca de la montaña. Entre sus muros recibió educación Gonzalo de Berceo, considerado el primer poeta de lengua Castellana.


El Monasterio de Yuso, cuya edificación actual se levanto durante el Siglo XVI, fue morada de monjes benedictinos y actualmente lo es de frailes agustinos. Con una portada barroca, dispone de Claustro, Iglesia, Retablo, Sacristía e incluso de Museo, todos ellos de una belleza exquisita y entre sus muros alberga una biblioteca que contiene un Códice latino con anotaciones en sus márgenes que corresponden a las primeras escritura realizadas en Romance y Vascuence. Es por ello que se establece el nacimiento escrito del Castellano y el Vascuence entre sus muros. En ellos se recogen los hábitos populares de los habitantes de la zona en la Edad Media. Ese es precisamente el tesoro allí encerrado, el patrimonio de la lengua escrita. La visita ha de ser guiada pero no hace falta reserva previa. No sobraría alojarnos entre su muros, pues dispone de una hospedería magnifica, en la que reconfortaremos el cuerpo y sobre todo el espíritu.

Todo lo que albergan entre sus paredes estos dos magníficos Monasterios de San Millán de la Cogolla, fue causa de reconocimiento en 1997 como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Pero en la Comarca circundante a Santo Domingo de la Calzada, hay mucho más que ver. Desde todo lo relacionado con el vino, con innumerables bodegas (muchas de ellas visitables), donde observaremos las enormes extensiones de vid que han hecho de La Rioja un paraíso para los amantes de la enología. Infinidad de Castillos repartidos por la comarca, como el de Sajazarra (del Siglo XV y en la localidad de su nombre), el de San Vicente de la Sonsierra (dominando el rio Ebro) o el de Cuzcarrita del rio Tirón, (con un muy aceptable estado de conservación). Localidades como Ezcaray y la Sierra de la Demanda, que dan paso a la Estación de Esquí de Valdezcaray y a la vía verde del rio aja (para recorrerla sin prisas). Hay mas monasterios en la zona además de los de San Millán, el de Santa Maria la Real, el de Cañas y el de Valvaneras también merecen un alto que nos dejará satisfechos.


Encontramos además cruzando el Ebro, localidades colindantes en la provincia de Álava que bien merecen una visita, Elciego (la bodega Marques de Riscal, en la entrada al pueblo, nos sorprenderá por su diseño efectista) y Laguardia (en un recinto amurallado magnifico). Lugares que marcan la pauta de la producción vinícola y que reflejan el buen hacer de la denominada Rioja Alta. Un cómodo paseo por sus intrincadas callejuelas nos permite adentrarnos por lugares donde se ha hecho del vino un modo de vida, tal y como apreciamos en la cantidad de bares y tabernas que los pueblan. Puntos de reunión de gentes venidas de los alrededores que a ellos acuden a la degustación de la variedad de pinchos que en sus locales se muestran. Un sano habito del que saben bien disfrutar por tierras Vascas.

Esta es tierra de leyendas, como corresponde al Camino de Santiago. La Leyenda del “Gallo y la Gallina”, que permitió el hermanamiento de la ciudad con la localidad Alemana de Winnenden, la Leyenda de “La Rueda”, el Milagro de “La Hoz”. No nos será muy complicado desgranar cada una de ellas y buscarle alguna similitud con las actitudes de los peregrinos que a lo largo de la historia, recorrieron estas tierras.

Santo Domingo de la Calzada debe ser el epicentro desde el cual movernos por la zona y tiene todos los ingredientes necesarios para hacernos muy agradable la estancia por tierras Riojanas. Cuenta con dos Paradores Nacionales de Turismo, el de Santo Domingo y el de San Bernardo Fresneda (www.parador.es). Restaurantes y mesones donde saborear los productos locales. En la cercana localidad de Ezcaray, el restaurante Echaurren (www.echaurren.com), con estrella Michelin, dispone de varios ambientes para degustar su carta, desde el lujo y la sofisticación a la degustación más informal, además de un agradable hotel.

Allí encontraremos otra forma de disfrutar del camino, el como lo realices, ya depende de ti.












miércoles, 5 de agosto de 2015

Etiopia

ETIOPIA DEL NORTE
LA ENCRUCIJADA ETNICA, HISTORICA Y RELIGIOSA

El norte de Etiopia es lugar de asentamiento de diferentes pueblos claramente diferenciados, y que han mantenido hasta hoy muy vivas sus  ancestrales tradiciones, por lo que la conjunción étnica, histórica y religiosa ha dado lugar a un territorio fascinante y misterioso, en el que el Cristianismo marca una pauta ya perdida en casi toda África. 



Lo primero que nos llama la atención al salir del aeropuerto de Addis Abeba, es comprobar como el caos se adueña del ritmo de vida de los Etíopes. Enormes avenidas atestadas de coches, en las que los semáforos brillan por su ausencia, ruido de cláxones, aceras inexistentes, basura por doquier, gente por todos lados e incluso algún animal guiado por su dueño. Pero nada que ver con aquellas imágenes que se nos agolpan en la memoria sobre la hambruna que durante años asolo el País. La pobreza sigue siendo consustancial a sus gentes (especialmente fuera de la capital), pero en la primera ciudad del país florecen hoteles de muchas estrellas, centros comerciales en cualquier rincón, restaurantes increíbles casi escondidos y sobre todo el mercado mas grande de África (El Mercato) donde se vende y compra de todo. La visión de Addis Abeba desde el monte Entoto es espectacular, la subida a el se hace lenta, cansada y eterna aun viajando en vehículo, y se encuentra coronado por la Iglesia de Mariam, lugar de recogimiento de cientos de fieles de túnicas blancas que nos empezaran a dar una idea del misticismo y la espiritualidad que nos saldrán por dondequiera, al abandonar la capital.

Las distancias en Etiopia se hacen enormes. Las carreteras son intrincadas y lentas a pesar del poco tráfico que circula por ellas, por lo que la opción del avión para los desplazamientos internos se hace muy aconsejable, más si cabe, si se dispone de poco tiempo. Si a pesar de ello decidimos adentrarnos en ellas, divisaremos de la mejor manera a un pueblo muy trabajador y educado, con el que no tendremos excesiva dificultad en entendernos en Ingles, y que parece haber olvidado, o por lo menos aparcado, a sus leyendas históricas como Halie Sellasie, la Reina de Saba, el Rey Lalibela o la dinastía de los Fasilidas. Cualquier parada en el camino, por muy inhóspito que parezca el paisaje, se convierte de pronto en un asalto de niños descalzos que te rodean rápidamente pidiendo lapiceros o cualquier cosa que les pueda ser de utilidad y a nosotros nos sobre.


El primer alto hemos de hacerlo en Bahar Dar, localidad sin atractivo alguno y en el que empezaremos a sentir la vida rural de Etiopia, pero que ha de ser punto de partida para visitar dos de los grandes sugestivos del lugar, el lago Tana y las cataratas del Nilo Azul. Estas últimas son conocidas como humo de fuego, por el ruido y el vapor que producen en su caída. Para acercarse hasta ellas se ha de recorrer un camino pedregoso durante casi una hora de vehículo, sorteando gran cantidad de gente conduciendo ganado y mercancías, hasta aproximarnos al poblado llamado Tisissat, y desde allí cruzar el Nilo en barcas que en un santiamén nos depositan al otro margen del rio, para comenzar un “agradable” paseo bajo un sol abrasador hasta contemplar la cascada y deleitarnos con ella durante un buen rato, antes de iniciar el regreso de la misma forma. El lago Tana es considerado como las fuentes del Nilo, así por lo menos lo definió el misionero Español Padre Páez. El lago parece un tranquilo mar  por el que navegan las tankwas, canoas construidas de papiro y que son el medio de trasporte de los habitantes de sus orillas. Acercarse al lago Tana no requiere desplazamientos apenas, pues su embarcadero se localiza en el mismo corazón de Bahar Dar. Desde él, rápidamente se divisan los pequeños islotes que salpican el lago y en los que se ubican, casi escondidas por la maleza, una numerosa cantidad de pequeñas Iglesias. A destacar entre ellas la de Aswa Mariam, que data del siglo XIV y se encuentra ubicada en la península de Zege. Como todas las construcciones del país, es de adobe y de planta circular. Fascinante resulta asistir a la liturgia dominical que allí se celebra.


Llegados a la ciudad de Gondar, nos sorprende que se la defina como “La Camelot de África”, pero rápidamente averiguamos el por que. Nos deja impresionados la fortificación construida por la estirpe de los Fasilidas en el siglo XVI, y que alberga en su interior diversos castillos y construcciones. Cerca de ella se ubica la iglesia de la Santísima Trinidad, edificada en el siglo XVII y rodeada por un amplio jardín. En ella se aprecian magnificas pinturas de motivos religiosos y un precioso artesonado. Es por ello, que en 1979 la Unesco declaro a Gondar como Ciudad patrimonio de la Humanidad.

Desde Gondar hemos de encaminarnos hacia Axum, el centro espiritual del cristianismo Etíope y lugar de peregrinaje hasta la Catedral de Santa Maria de Sión. Allí se custodia el “Libro de los Milagros de la Virgen” y es de planta redonda (como casi todas las construcciones tradicionales) y no destaca por su belleza estética, más bien al contrario, es bastante fea para nuestros cánones religiosos, pero su seña histórica viene marcada por ser el lugar donde se coronó emperador a Haile Sellasie y que en un edificio anexo, se guarda (según dicen allí) el “Arca de la Alianza”. Todo un ejercicio de fe, pues nadie la ha visto y no se permite el acceso a persona alguna salvo al sacerdote que la custodia. Muy cerca de la Catedral, encontramos diez obeliscos en pie y de casi 30 metros de altura. Otro, el más espectacular y grande, se encuentra troceado y caído en el suelo, pues se desplomó por su peso al ser levantado. Bajo este conjunto, se disponen numerosas tumbas y pasadizos, parcialmente visitables. A las afueras de la ciudad, se encuentran lo que se denominan los restos del Palacio de la Reina de Saba, en el que igualmente hay que hacer un gran esfuerzo imaginativo y confiar en la palabra de los arqueólogos para así admitirlo, pues no hay datos que lo corroboren.


Pero para admirar la majestuosidad de las Iglesias Etíopes, hemos de desplazarnos a Lalibela. No estaría de más considerar el lugar como una de las maravillas del mundo, aunque la Unesco si lo catalogó como Patrimonio de la Humanidad. Construidas por mandato del Rey Lalibela, una decena de Iglesias excavadas y talladas  en el interior de la montañas, en la propia roca, de arriba abajo y casi todas monolíticas. El conjunto de Iglesias esta divido en dos grupos que separa el río Jordán, y se comunican entre ellas por una serie de túneles y corredores, auténticos laberintos para quien no los conoce. En ellas habitan monjes y sacerdotes que reparten bendiciones y ofician los ritos sagrados en el mayor de los ascetismos posibles. A un margen del rio, se encuentran: La del Redentor, la más grande de todas, al contrario del resto no dispone de pinturas pero guarda en su interior la denominada Cruz de Lalibela. La de Santa Maria, la más decorada de todas. La Gólgota, que es solo para hombres. La de San Miguel, con tragaluces en forma de cruz griega. La de San Jorge, separada del resto y tallada en forma de cruz griega dentro de una roca, hasta ella se accede por un pasadizo independiente desde lo alto de la colina a cuyo término encontramos la momia de un anacoreta dentro de una oquedad de la pared. Sin duda, esta es la más conocida y la más espectacular de todas, especialmente si se divisa desde su parte de arriba. Del otro lado del rio, en el otro grupo de iglesias, encontramos: la de San Gabriel y anexada a esta la de San Rafael, muy deterioradas ambas y con problemas de grietas en sus muros. La de Belén y la de San Marcos - San Manuel, conectadas entre ellas por un largo túnel a oscuras y que no se hace muy agradable el recorrerlo. La de San Marcos, la más deteriorada de todas y reconstruida parcialmente. La de San Manuel, la más trabajada. Por ultimo, la de Abba Líbanos, como todas las anteriores, espectacular.

Lalibela, por sí sola, ya merece el esfuerzo de acudir a Etiopia. Es un santuario cristiano único, donde las iglesias parecen tomar vida, quizás debido a la leyenda que narra que su construcción fue fruto de una intervención sobrenatural de los ángeles. Pero no solo la espiritualidad invita a visitar Lalibela, un núcleo urbano asentado a lo largo de una pendiente montañosa, en el que el comercio dedicado al visitante y la agricultura y ganadería tradicionales, proporciona el medio de subsistencia de su población. Al igual que el resto del país, es una zona pobre pero con una naturaleza muy generosa en la que confían sus gentes a la espera de la salvadora época de lluvias, que transforma por completo los desolados parajes en campos verdes. Pasear por sus calles polvorientas nos hace sumergirnos en la vida cotidiana de sus gentes, amables con el viajero y de sonrisa permanente, mantienen un ritmo de vida  acorde a la naturaleza y al entorno que habitan. Comienzan  la jornada con la luz del sol y la finalizan con su crepúsculo, pues no en vano, millones de etíopes viven todavía sin luz, sin agua corriente y sin ninguna de las comodidades de nuestra civilización occidental, pero creyentes de que la fe mueve montañas. Un pueblo de profundas raíces cristianas y  además practicante.

No debemos temer visitar Etiopia, no es de momento nada peligroso mientras observemos las más razonables normas de seguridad. Aunque rodeada por otros países con situación inestable, allí encontraremos un entorno seguro y sin riesgos apreciables. No hay que ir buscando hoteles paradisiacos, pues no los hay salvo en la capital, incluso los alojamientos que encontremos en el camino dejan bastante que desear, falta de luz con bastante frecuencia, la comodidad de las habitaciones es mínima pero aceptable, baños que hace muchas décadas dejamos de ver y la limpieza es muy mejorable. Pero hemos de tener en cuenta que para ellos, lo que nos ofrecen, es infinitamente mejor de lo que disponen en su vida cotidiana, es un lujo. Así hemos de verlo y de disfrutarlo. Para una gran seguridad en el desplazamiento, contratar los servicios de un buen Tour Operador es imprescindible. “Wondu Tours Ethiopia” (www.wondutoursethiopia.com), nos será de gran utilidad y de toda confianza, con guías que hablan perfecto Español y que nos ayudarán en todo lo necesario para procurarnos un agradable periplo.


Etiopia del Norte sorprende a todo aquel que quiera vivir y descubrir la cultura, la tradición y el cristianismo de un pueblo que mira al futuro con enormes ganas de cambio. 











   

lunes, 19 de enero de 2015

Hungria

HUNGRIA
EL CORAZÓN MILENARIO DE EUROPA


Cercenada tras la primera gran guerra, que redujo su territorio de forma drástica privándole de su ancestral salida al mar, y su posterior permanencia a la orbita soviética imperante en el este de Europa, en 1989 Hungría se reinventa despojándose de todos los estigmas que la marcaron durante gran parte del Siglo XX. Señaló el camino que siguieron otros países más tarde y en 2004 sello su pertenencia a la Unión Europea, acción que supuso el impulso definitivo para posicionarse como una de las economías más pujantes de la zona. Gracias a esa integración en la UE, el desarrollo económico de las diversas regiones de Hungría ha ido creciendo paulatinamente desde entonces, dejando que la iniciativa privada marcara el paso.


La magnifica red de carreteras y autopistas que parten de Budapest ha permitido acercar al viajero a regiones que hasta ahora no se planteaban al organizar un viaje. Si disponemos de pocos días y necesitamos explorar más allá de Budapest, una opción es coger la autopista E75 y dirigirnos a Kecskemet. Allí encontraremos una ciudad amable con pocos coches por su casco antiguo, lo cual nos permitirá realizar un corto paseo por su ambientada plaza en la que se ubica el majestuoso edificio de su Ayuntamiento en el que a las horas en punto se pueden escuchar melodías de campanas desde su torre de estilo modernista. Diversas iglesias y edificios nos recuerdan el peso arquitectónico que tuvo Hungría a lo largo de la historia y que a día de hoy perduran perfectamente mantenidos. Terrazas donde hacer un alto para un refrigerio no nos faltarán en la ciudad y si deseamos comer, el Restaurante Kecskemeti Csarda (www.kecskemeticsarda.hu) es uno de los más típicos y afamados de la ciudad y que no nos defraudará.


Si en vez de circular por la autopista E75 lo hiciéramos por la E73 en dirección sur hacia la frontera de Serbia llegaríamos a Mohacs, ciudad donde tuvieron lugar dos celebres batallas con su nombre y que marcaron el principio y el fin de la dominación Turca en la región. Hoy en día Mohacs se ha convertido en una tranquila urbe de poco más de 20 mil habitantes y que se ha hecho famosa en el país por su celebre carnaval, a cuyos festejos se aproximan gran cantidad de Húngaros. Durante los festejos sus habitantes se disfrazan de animales y haciendo gran estruendo con enormes carracas y cencerros recorren la localidad, emulando así la forma en que consiguieron desalojar al invasor Otomano. Ello ha dado lugar a la creación de un museo de interpretación del carnaval y que se puede visitar todo el año si no tenemos de ocasión de acudir a la ciudad en las fechas del evento. Estos festejos han sido declarados Patrimonio Cultura por la Unesco.


A tiro de piedra de Mohacs encontramos la joya del sur de Hungría, Pecs, nombrada Capital Cultural Europea en 2010 y hoy destino de numerosos estudiantes Españoles que a ella acuden gracias a las Becas Erasmus. Se necesita tiempo para recorrerla pues numerosos son sus atractivos. El Centro de visitantes “Cella Septichora” ubicado en las inmediaciones de la Catedral, ofrece restos arqueológicos Romanos, la Basílica de San Pedro (catedral) con sus cuatro torres y su museo de piedras talladas, la Mezquita del Baja Cazi Kasim (hoy Iglesia Católica) ubicada en la plaza central de Pecs, el Barrio Cultural Zsolnay, ubicado en los terrenos de la factoría de porcelana Zsolnay, y referente mundial del diseño de objetos e incluso joyas (de la importancia de la porcelana Zsolnay para la ciudad es muestra la cantidad de edificios decorados con cerámica que se diseminan por Pecs), de ello encontraremos más información en www.zsolnay.hu. Un tiempo de asueto podemos disfrutar en el balneario de Harkany, con sus aguas sulfurosas y a una agradable temperatura de unos 60ºC, e ir cargando las pilas para la visita que se debe hacer si o si a las bodegas ubicadas en las localidades de Villany y Siklos, entre las que destaca la denominada “Attila Gere” (www.gere.hu) con gran variedad de vinos blancos y tintos de una calidad reseñable y con unos modernos sistemas de recolección, crianza, almacenamiento y embotellado, que no envidian a las modernas bodegas francesas o españolas.

Desde Pecs y sus alrededores podemos y debemos encaminarnos al lago Balaton, haciendo una parada en el parque temático de Bikal, sobre todo si tenemos niños pequeños, para pasar un rato en la recreación de una aldea medieval con todos los servicios y demostraciones necesarias para hacernos una idea de la vida en siglos pasados. El lago balaton es actualmente el centro vacacional por excelencia para los húngaros. Con sus 70 Km de longitud es su “pequeño mar” tras perder las salidas naturales al Báltico, Adriático y Negro. A el acuden gran cantidad de Alemanes y Austriacos, atraídos por sus actividades acuáticas y a la búsqueda del sol. Una gran cantidad de negocios de restauración y hoteleros hacen muy fácil permanecer en sus inmediaciones, junto con tiendas de artesanías y recuerdos de la zona. No nos será difícil encontrar alojamiento para unos días de descanso y lo agradeceremos.


En la parte norte del Balaton encontramos Vezprem, fundada sobre siete colinas, y con un casco antiguo más que atractivo. La Catedral de San Miguel (de estilo barroco) con su biblioteca y la Capilla Gizella (gótico) se ubican en el y al que se accede por el Arco de la Puerta de los Héroes. En un breve recorrido por sus calles encontraremos salas de arte, exposiciones varias y pequeños cafés en cuyas terrazas disfrutaremos de momentos de asueto.


Si ya estamos repuestos y preparados, desde Vezprem hemos de dirigirnos a Szekesfehervar y allí utilizar la autopista E71 que nos conduce directamente a Budapest, la Perla del Danubio, y que será un colofón fascinante a esta corta incursión por tierras Húngaras. Habremos disfrutado de carreteras impecables, pueblos preciosos y limpios con un ambiente cosmopolita como pocos en Europa, arquitectura mágica, cultura a raudales (sobre todo música, mucha música), relax en sus múltiples balnearios, hospitalidad, paisajes y también habremos regado el cuerpo con unos vinos que son la envidia de los países vecinos (especialmente el Tokaj) y deleitado el paladar con su cocina, ya sea tradicional o actual, que se ha hecho celebre por todo el mundo con sus tentaciones gastronómicas. Solo falta decidirse a conocerlo.

Oporto

OPORTO
ENTRE PUENTES A LA BUSQUEDA DEL VINO


OPORTO, Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, es tras Lisboa la segunda ciudad más importante de Portugal y la cuna de los ancestrales “Vinho Verde” y “Vino de Oporto”, desde cuyo puerto son enviados a todos los continentes, y que se convierten en una refrescante degustación desde cualquier bar o restaurante en las orillas del Duero.


Ubicada al Norte de Portugal, no solo presume de Vino. Sus edificios del centro histórico, el rio Duero que lo acompaña, los seis puentes que lo cruzan, sus calles empinadas y adoquinadas y sus tejados que se deslizan hacia el rio, le confieren ese encanto decadente y que invita a recorrerla pausadamente para apreciarla en toda su belleza. El  ajetreado ritmo que encontramos en sus calles, donde peatones, tranvías (solo dispone de tres líneas, pero cubren sobradamente toda la ciudad) y vehículos pugnan por hacerse paso, da lugar a un caos frenético que solo los naturales de la ciudad parecen comprender.


            El Casco Antiguo gira entorno a la Plaza de la Liberdade y la Avenida de los Aliados, siendo la cercana Estación de Sao Bento en punto más popular de acceso al barrio. En él encontramos la Sé de Oporto (Catedral), Monumento Nacional con detalles barrocos en su fachada, el Teatro Nacional Sao Joao (plaza de Batalha), la Torre de los Clérigos, usada como guía para los barcos y con casi 80 m de altura (impresionantes las vistas desde allí), la librería Lello, con su interior de madera y con la incomparable escalera que nos lleva al piso superior, donde turistas y lugareños se afanan en buscar obras literarias en gran variedad de idiomas.

            Pero la mejor vista de Oporto se obtiene desde la Ribeira. La Orilla del Duero se encuentra salpicada de restaurantes con muy buenos precios, desde donde se visualizan los seis puentes que atraviesan el rio, siendo el de Don Luis I el más reconocido por su armazón metálico y que fue diseñado por uno de los discípulos de Eiffel con dos niveles de transito de peatones, vehículos y metro. A lo largo de la Ribeira se alternan los comercios (tradicionales y nuevos) con las viviendas particulares y las vendedoras de pescado, las cuales nos llevan a creer que allí se detuvo el tiempo y que no ha perdido aun su idiosincrasia particular.


            Una visita también merece el Mercado de Bolhao, ubicado muy cerca de la Avenida de los Aliados. Con un gran patio central, a su alrededor se ubican infinidad de puestos de verdura, pescado, carne y sobre todo flores. Varias plantas lo conforman bajo una estructura que nos llama la atención, pues tiene una cierto aire decadente debido a su antigüedad.

            No seria prudente el no acercarse a las varias bodegas de vino que existen en la ciudad. Atravesando el Duero encontramos algunas de ellas en Vila Nova de Gaia y a ellas podremos acceder por nuestra cuenta o en los múltiples tours que nos lo ofrecen. La de “Ramos Pinto”, “Offley”, “Sandeman” o “Ferreira” son algunas de las más reconocidas y en las que podremos elegir el vino que más nos complazca para llevarlo de vuelta a casa.



            En cuanto a comida, no echaremos nada en falta. A la ingente variedad de pescados (encabezados por su mítico bacalao) sumaremos los diversos guisos que en sus restaurantes encontramos. Para un tentempié (no ligero precisamente) recurriremos a la llamada “Francesinha”, especie de Tosta o Bocadillo con chorizo, jamón y queso. Si cualquier comida la regamos con vino de la tierra o cerveza “Sagres”, habremos hecho el colofón perfecto. También la Nueva Cocina Portuguesa nos sorprenderá, por lo que terminar el día cenando en alguno de los restaurantes que la ofrecen no nos defraudará.